El caimán llanero tiene varias funciones en los ecosistemas llaneros: regular la población de peces carnívoros, aportar nutrientes a las aguas, evitar el taponamiento de caños, evitar la sedimentación de pozos y charcos y ayudar a mantener un equilibrio dentro de la red trófica. Por otro lado, es un recurso biológico de los países donde se distribuye que podría ser aprovechado en el futuro, como se hace con el cocodrilo americano o caimán aguja (Crocodylus acutus) o la babilla (Caiman crocodilus) en Colombia y con otras especies de cocodrilianos en varias regiones de países tropicales y subtropicales.
A pesar de que no existen registros confirmados de ataques de caimanes llaneros a personas, siempre hay que contar con ciertas precauciones cuando se está cerca de un área con presencia de la especie. Por lo general, un caimán no habituado al contacto cercano con humanos (como ocurre en cautividad), intentará evitar este contacto y se mostrará muy cauteloso. En la época de celo, los machos territoriales pueden mostrar comportamientos de intimidación, pero no hay información sobre ataques dirigidos a humanos. Igualmente, las hembras que vigilen su nido o cuiden de sus crías pueden mostrar comportamientos intimidatorios ante la presencia humana.
El vertido de restos de comida en las orillas de los ríos y caños o la limpieza de pescado en orillas o desde embarcaciones puede atraer la atención de un caimán que busca alimento, por lo que no se recomienda en zonas de presencia de la especie. A pesar de que son principalmente piscívoros, pueden cazar aves y mamíferos medianos, por lo que algunos animales domésticos que se encuentren cerca de las orillas o en el agua podrían ser potenciales presas.
Asimismo, hay que tomar precauciones a la hora de la recreación cerca de un área donde se encuentre la especie, evitando bañarse, principalmente al atardecer, en la noche o al amanecer, cuando suelen estar más activos.
Como cualquier animal silvestre, si se siente amenazado o acorralado intentará defenderse, por lo que se debe evitar cualquier tipo de interacción o confrontación directa, independientemente del tamaño del animal.
En Florida (USA), donde el aligátor americano (Alligator mississippiensis) es muy abundante y se extiende en áreas próximas a asentamientos humanos, se reporta un promedio de cinco casos de mordedura accidental a humano al año (Florida Fish & Wildlife Conservation Commission, 2012). Por la naturaleza de los cocodrilianos, siempre hay que tener en cuenta la existencia de un potencial conflicto entre cocodrilo y humano. Pero también debemos aprender a convivir con las especies animales que ya se encontraban en los territorios que fueron ocupados por actividades humanas, tomando las precauciones necesarias para evitar potenciales accidentes.
Referencias
Florida Fish & Wildlife Conservation Commission. 2012. A guide to living with alligators. Brochure. Florida. USA.