Con anterioridad a la llegada del siglo XX, el caimán llanero o del Orinoco era una especie abundante en la región llanera colombo-venezolana. Esta abundacia fue registrada por cronistas y viajeros, como el Padre Gumilla, Humboldt, Codazzi, Páez, entre otros, que recorrieron la región entre el siglo XVIII e inicios del XX. Asimismo, describen los principales usos que indígenas y criollos hacían de la especie, desde una utilización de su carne y huevos para alimentación hasta la utilización de algunas de sus partes como remedios medicinales, pasando por su significado místico-mágico-religioso para algunas etnias.
En los últimos años del siglo XIX comenzó a desarrollarse un cierto interés comercial por la piel del caimán llanero, iniciándose una campaña de explotación en El Yagual (Apure, Venezuela) en el año 1894 (Mondolfi 1965; Thorbjarnarson 1987), aunque parece que sin mucho éxito. El auge comercial, por la demanda internacional creciente de pieles de cocodrílidos, se dio entre los años 1929 y 1934 (Mondolfi, 1965), disminuyendo la exportación de pieles a partir de 1940, por disminución de la población de caimanes, desapareciendo progresivamente la industria peletera organizada hacia los años 50 (Thorbjarnarson, 1987), aunque las exportaciones en Venezuela continuaron hasta 1963 (Mondolfi, 1965).
En Colombia, la caza comercial se produjo al mismo tiempo, extendiéndose aproximadamente hasta 1948, obteniéndose pieles de individuos cazados en los ríos Meta, Casanare, Vichada, Guayabero-Guaviare y sus afluentes, las cuales eran vendidas en Villavicencio (Meta). Otras pieles eran obtenidas del río Arauca y afluentes, las cuales eran vendidas a intermediarios venezolanos (Medem, 1981).
A pesar de la disminución de ejemplares comerciales y de la práctica desaparición de la industria organizada, la caza oportunista en ciertas regiones continuó produciéndose hasta finales de la década de 1960.
El Profesor Medem (1958) fue el primero en dar la voz de alarma sobre la crítica reducción de las poblaciones de caimán llanero. En los censos realizados en los años 1974 y 1975 en los Llanos colombianos solo se pudieron detectar 280 ejemplares, estimando la población colombiana en unos 780 especímenes, la mayor parte en el departamento de Arauca (Medem, 1981).
En los años subisiguientes la población de caimán llanero pareció seguir reduciéndose. En los censos realizados entre 1994 y 1996, sobre un 70% del territorio llanero colombiano, solo fueron registrados 34 individuos y se estimó un total de 127 ejemplares (Rodríguez, 2002), localizados principalmente en cuatro poblaciones relictas:
1. Ríos Cravo Norte, Ele, Lipa y Cuiloto (departamento de Arauca).
2. Ríos Duda, Guayabero y Lozada (área de La Macarena, departamento de Meta).
3. Curso medio del río Meta, entre La Primavera y La Culebra.
4. Río Vichada (departamento de Vichada).
Referencias
Medem, F. J. 1958. Informe sobre reptiles colombianos III. Investigaciones sobre la anatomía craneal, distribución geográfica y ecología de Crocodylus intermedius (Graves) en Colombia. Caldasia 3 (37): 175-215.
Medem, F. 1981. Crocodylus intermedius. Pp.: 165-180. En: Los Crocodylia de Sur América. Vol. I. Los Crocodylia de Colombia. Ministerio de Educación Nacional. COLCIENCIAS. Bogotá. 192 pp.
Mondolfi, E. 1965. Nuestra Fauna. El Farol, 214: 2-13.
Rodríguez, M. 2002. Estado y Distribución de Crocodylus intermedius en Colombia. Resumen de censos 1994-1997. Pp.: 21-29. En: Velasco, A., G. Colomine, G. Villarroel y M. Quero (Eds.). Memorias del Taller para la Conservación del Caimán del Orinoco (Crocodylus intermedius) en Colombia y Venezuela. Venezuela.
Thorbjarnarson, J. B. 1987. Status, ecology and conservation of the Orinoco crocodile. Preliminary Report. FUDENA (Venezuela) and University of Florida (USA). 74 pp.+ anexos.